viernes, 31 de diciembre de 2010

Propósitos para el 2011

Otra de las cosas típicas que se hacen en estos días de cambio de año es proponerse objetivos para los próximos 365 días. Hay propósitos que siempre tienen un gran número de seguidores: dejar de fumar, apuntarse al gimnasio, llevar los estudios al día,... La pena es que a mí este año no me valen: nunca he fumado, no soporto los gimnasios, y ahora mismo no me apetece ponerme a estudiar nada nuevo (cuando acaben de centrar lo de Bolonia ya veremos si por fin me hago un doctorado). Por lo tanto necesito plantearme otros propósitos.

Como proyecto importante quiero volver a quedarme embarazada. Tengo bajones aún (y más estos días, que como estoy de vacaciones tengo mucho tiempo para darle vueltas a la cabeza), pero cuando no estoy depresiva suelo estar convencida de que el próximo va a salir bien. Aún así, como propósito es algo demasiado grande.
También sé que tengo que adelgazar y hacer más ejercicio. Saber que tengo que hacerlo y querer hacerlo no son la misma cosa, y tampoco valen como propósito porque creo que los propósitos deben ser algo que estés motivada a hacer.

Lo que quiero es hacer una lista de pequeños propósitos que me hagan ser más feliz, de esas pequeñas cosas que hacen que cada día te sientas mejor contigo misma. Y la voy a apuntar aquí para poderla revisar de vez en cuando:
- quiero colgar el visillo de la cocina, que me deslumbra el sol por las mañanas.
- quiero seguir yendo al instituto contenta, aunque estaría bien organizarme mejor los exámenes para que no se me acumulen.
- quiero ser un poco más ordenada.
- quiero acostumbrarme a limpiarme la cara por las noches, que ya debería empezar a cuidar mi piel (hay quien dice que tendría que haber empezado hace una década).
- quiero acabar un cuadro en punto de cruz que era para una niña que iba a nacer, y que está a punto de cumplir un año.
- quiero escribir más en el blog, que lo cierto es que me hace bien pero no suelo encontrar el momento. Y no sólo escribir sobre mí, sino también sobre juegos, que era el objetivo inicial.
- quiero jugar a más juegos de mesa, por lo menos ahora en invierno, que en verano apetece más salir a la calle.
- quiero que salga adelante una partida de rol que me han propuesto, aunque sea de cuarta.
- quiero leer montones de libros.
- quiero practicar las recetas de los libros de cocina que tengo, y comer más variado y mejor. También quiero averiguar si tengo habilidad para la repostería, aunque eso sea un poco incompatible con la necesidad de perder peso...
- quiero celebrar mi cumpleaños en una casa rural.
- quiero ser feliz.

¡Y pensar que hace una hora estaba deshecha en lágrimas porque no tenía objetivos para el próximo año! No hay como sentarse a escribir para sentirse mejor :-)

Se acaba el 2010

Pues sí, en unas pocas horas se acaba este año y empieza otro. Los años son una convención del ser humano para entenderse con sus semejantes. De acuerdo que la Tierra da vueltas alrededor del Sol y todo eso, pero el hecho de que el año empiece el uno de enero y no el quince de marzo (por ejemplo) no es más que un acuerdo entre seres humanos.

Con respecto a lo sucedido en los últimos 365 días, ha habido cosas buenas y cosas malas, como es lógico y natural. He conseguido mi plaza (a falta de pasar el año de prácticas, pero mi tutor parece contento conmigo), he hecho un viaje precioso a ver castillos franceses, tengo un par de seguidores en el blog que no son amigos de mi vida en 3D, he cogido algún kilo más de la cuenta, y he perdido a Cacahuete, entre otras muchas cosas que también han pasado.

Y en los próximos 365 días también pasarán cosas buenas y cosas malas. Entre las buenas espero que me aprueben las prácticas y que no me hagan esperar mucho para verme publicada en el BOE (aunque creo que hasta octubre o por ahí, nada), quizá ir a un viaje bonito otra vez (querría ir a Amsterdam, Brujas,...), y también pienso poner de mi parte para volverme a embarazar, y con un poco de suerte hasta tener un bebé (o una bebita) en mis brazos cuando despida el próximo año.

Así que, en realidad, mañana será un día igual que hoy y, sin embargo, esta noche comeré uvas al ritmo de las campanas, y mañana no me perderé la marcha Radezky ni el Danubio Azul.